En los últimos meses hemos presenciado cómo nuestra sociedad se ha visto envuelta en una serie de problemas que afectan a nuestro día a día.
El primer gran problema que hemos visto es la famosa crisis de los microchips, que cada vez está afectando a más productos. La industria de semiconductores ha indicado que no hay solución, al menos hasta finales de 2022 comienzos del 2023. Esta crisis comenzó a notarse con la escasez de tarjetas gráficas para el PC y después con la falta de consolas de última generación.
Si estas navidades estabas pensando en comprar una PlayStation 5 o una Xbox Serie X|S, lo vas a tener más complicado que Arnold Schwarzenegger en «Un Padre en Apuros» intentando conseguir un «Turbo Man«. Pero esta crisis no ha acabado ahí. Hemos visto cómo el sector de la automoción ha tenido que echar el cierre de sus fábricas en varias ocasiones por la falta de componentes, en concreto, por no poder tener disponibilidad de componentes electrónicos. En España sin ir más lejos, Renault, Mercedes, Seat o Ford han tenido que parar la producción varias veces. Y esta situación no para de empeorar, cada vez afecta a un número mayor número de sectores.

Los intermediarios que proveen componentes a la industria, y a las empresas en general, cada vez tienen más problemas para suministrar productos como: switches, puntos de acceso, discos duros o placas base. Y no solo a las empresas, los particulares hemos visto cómo este mismo mes de noviembre Apple se ha quedado sin stock de su nuevo terminal, el iPhone 13.
«Los intermediarios que proveen componentes a la industria, y a las empresas en general, cada vez tienen más problemas para suministrar productos como: switches, puntos de acceso, discos duros o placas base.»
El segundo problema es la escasez de materias primas. Este problema está originado por varias causas y el efecto final, es que a las empresas manufactureras les está costando encontrar proveedores de materiales como magnesio, láminas de caucho y plásticos, maderas, aluminio y otros materiales metálicos principalmente. Este problema se ha propagado por toda Europa y afecta a la elaboración de productos finales de todo tipo.
A las materias primas se le une otro inconveniente de menor intensidad que es el problema de la escasez de contenedores para transporte de mercancías vía marítima.

Este tiene su origen en dos causas principalmente. La primera es el desajuste provocado por Covid-19: Europa y América aumentaron de forma considerable las importaciones procedentes de Asia durante el año 2020. Esta situación provocó que muchos de los contenedores que llegaban a estos puertos no regresaban de vuelta. Y a medida que pasaba el tiempo, se iban acumulando en los puertos europeos y americanos.
Paralelamente China necesitaba más contenedores para seguir enviando mercancía, agravando aún más el problema. A esta situación se le suma la segunda causa, y es que en los últimos años han quebrado multitud de empresas navieras, dejando al mercado del transporte muy tocado y con 6 empresas que gestionan el 75% de las mercancías. Las navieras no tienen capacidad para satisfacer la demanda de productos que hay que enviar, por lo tanto, sube el coste del envío y hay empresas que no están dispuestas a asumir ese coste. El problema afecta fundamentalmente a productos baratos y de menor peso, como los juguetes. Veremos si esto acaba aquí o acaba afectando a más productos.
Otro frente abierto es el encarecimiento de los precios de la energía provocado fundamentalmente por la gran demanda este año de gas por parte de China, Japón y Corea.

Este año ha sido inusualmente frío y Europa ha vaciado sus tanques en la primera mitad del año (nos acordamos de Filomena). Como el gas estaba caro, la UE ha decidido esperar a rellenar las reservas de gas en verano. Pero lejos de bajar, los precios han aumentado, debido a un factor inesperado: la demanda asiática. Y ahora no ha quedado más remedio que comprar el gas a un precio carísimo. Por otra parte, debido a factores económicos o movimientos geopolíticos (no está clara la causa), los productores de gas han disminuido la extracción del mismo. Tenemos, por lo tanto, un aumento de la demanda y una disminución de la oferta. Resultado: precio del gas por las nubes. Particularmente en España hemos tenido un factor extra que ha empeorado este problema: la escalada de tensión entre Marruecos y Argelia. En España tenemos dos gasoductos que conectan con el gas argelino, uno que es un enlace directo y otro que pasa por Marruecos. Las recientes tensiones entre estos dos países han hecho que Argelia decida, después de 25 años de su inauguración, cerrar el gasoducto que pasa por Marruecos, dejando a España con una sola vía para recibir gas de forma directa.
Y el último de los problemas actuales, o mejor dicho posible problema, es la incertidumbre que existe en los mercados financieros. Los principales índices (NASDAQ, DOW, S&P500) llevan desde este verano estancados en máximos históricos. Y seguramente tecnógrafo te preguntarás ¿y es que acaso esto es un problema? Pues querido lector, sí que podría serlo. Y es que, históricamente, a un estancamiento en máximos le precede una caída como consecuencia de un cambio de ciclo. Hablamos de algo más fuerte que una corrección sana de, pongamos, un 10%.
Si nos fijamos en el valor bursátil de acciones tecnológicas (FAANG), comprobaremos que todas tienen el mismo patrón: una subida exponencial que empieza en marzo de 2020 y roza máximos hasta el día de hoy. Además, todas estas acciones cotizan a PER elevadísimos del 30 o 40. El mercado está caro. Y tarde o temprano corregirá, habrá que ver si no hay más factores que hagan que el dinero se mueva de sitio y terminemos en un crack parecido al de las punto com.

Una crisis es el resultado que se obtiene cuando convergen varios problemas graves y acaban derivando en un gran problema. Ahora mismo, tal y como está la situación, tenemos la posibilidad de que todos estos problemas puedan causar una nueva crisis.
No obstante, todos estos problemas son puntuales, y todos parten del mismo punto: la crisis del coronavirus. Yo personalmente creo que la solución pasa por esperar a que las sinergias empresariales vuelvan a ajustarse. Quizás el mayor problema sea la impaciencia de los mercados por volver a una situación pre-covid y querer hacer una recuperación en «V» cuando claramente, no es posible. Necesitamos más tiempo para poder volver a la normalidad del 2019. Es más, ni si quiera hemos sido capaces de acabar con el problema del coronavirus.
Por lo tanto, y respondiendo al título de la entrada, existe la posibilidad de una crisis, pero creo que hay más probabilidades de solucionar todo lo que tenemos encima de la mesa, y todo ello pasa por ser pacientes y esperar a que se vayan solucionando poco a poco estos problemas que, al fin y al cabo, provienen todos de una misma causa: 2020.